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EL PARTIDO MAS DIFICIL DE SU VIDA

Los gritos típicos de un entrenamiento en Villa Dominico era lo único que se escuchaba. Mientras practicaban esperaba su turno sentado cerca del banco, era suplente. El césped recién regado era de un verde intenso en El Parque Santo Domingo y se veía a la perfección. Era un día caluroso, de verano, casi de pretemporada y el calor le pegaba la pechera en su espalda. El humo que salía de la cocina se mezclaba en la cancha y lo ambientaba con olor a Paty. No había tiempo para más. Atlético y corpulento. Con las medias caídas sobre sus piernas y los botines en sus manos. Las gotas resbalaban sobre su cara larga y caían sobre su barba. Se secó la transpiración con la musculosa que estaba utilizando y escupió. Se rascaba la cabeza. El calor contagiaba picazón. Mientras cruzaba el predio rumbo al vestuario, el canchero que regaba las canchas lo saludó. Jonás se tiró agua en la cabeza y sonriendo le subió el dedo pulgar. Podía sentirse el olor a después de un entrenamiento, siguió caminando.

Para romper el hielo, tiré:

—No debes tener ni la menor idea —mientras se dirigía al vestuario —. La última vez que hablamos fue en el verano.

—¿De verdad? —preguntó algo sorprendido y riéndose —. ¿Dónde?

—En Necochea. Estabas con Defensa y Justicia —le respondí mostrándole la foto que nos habíamos sacado—. Paraban en el Ñiken, a una cuadra de mi casa.

Entre risas y palmándome en el hombre:

—Mira vos que coincidencia —respondió, y paró a sacarse fotos con algunos hinchas de Independiente—. Estaría para ir ahora a descansar un rato, ja.

Todo bien. Como en aquel momento en donde era jugador indiscutible del Newcastle e infaltable en la Selección Argentina.  Pero algo sucedió. El golpe con Sagna, el dolor, la hinchazón, el diagnóstico, perder el testículo, el regreso, y la recuperación.

Jonás Manuel Gutiérrez, una historia de superación. Nació en Sáenz Peña, Argentina, el 5 de julio de 1983. Cuando tenía tres años una fiebre le paralizó medio cuerpo y el médico les recomendó a los padres que lo manden hacer deporte, allí comenzó a meterse en el mundo del futbol. Pero no solo se sobrepuso a la parálisis, sino que se convirtió en un profesional. Amante de los animales, de la música y le encanta tocar la guitarra. A los seis años se metió en el primer club de barrio, Almagro. A los 10 se fue a probar a Vélez, donde comenzaría su carrera como futbolista. “El Galgo”, como lo bautizaron los medios argentinos por correr varias carreras de chico y ganarlas, debutó en 2001 en el club de Liniers y salió campeón en 2005. Tras esto, se mudó a España para jugar en el Mallorca. Después de dos buenas temporadas, fue comprado por el Newcastle inglés en el 2008, en donde se convertiría en ídolo de la hinchada. Firmó contrato por cinco años, entre los cuales uno de ellos sería cedido al Norwich City, en ese mismo país. Por si era poco, Diego Armando Maradona, quien llegó a decir: "La Selección es Messi, Mascherano, Jonás y ocho más…”, lo tuvo en cuenta en la lista de convocados para el Mundial de Sudáfrica 2010, donde fue uno de sus hombres clave. El Deportivo La Coruña lo fichó como jugador libre el 1 de septiembre de 2015 y volvería a la Argentina al próximo año. Defensa y Justicia fue el primer club en abrirle las puertas en su regreso, durante los años 2016 y 2017, año actual en donde fue nueva incorporación del Club Atlético Independiente.

Todo empezó el 19 de mayo del 2013 en un partido del Newcastle frente al Arsenal. Allí, Jonás sufrió un fuerte choque con el francés Bacary Sagna. Ahí cambió todo.

—¿Qué sentiste en aquel golpe contra Sagna? —Le pregunte mientras se acomodaba la chomba —¿Pensaste que te podía pasar algo así?

—La verdad que no —respondió —. Fue un golpe muy duro, pero pensé que no más que eso. Después el tiempo dijo lo contrario.

Durante la pretemporada notó que el testículo se le inflamaba. En Octubre, después de varios diagnósticos erróneos, por medio de una ecografía detectaron que tenía un tumor. Luego, sería un cáncer. Jonás Gutiérrez tenía cáncer de testículo. Por eso habló con el club inglés y decidió viajar a la Argentina para tratarse.

Vino a operarse a Buenos Aires, donde le extirparon el testículo izquierdo e hicieron todo lo posible para que no aparezca metástasis, lugar donde también llevó a cabo las interminables sesiones de quimioterapia. Pese a tener contrato en el  club inglés, el técnico, Alan Pardew, en cómplice con la dirigencia, fue el encargado de comunicarle al “Galgo” que ya no sería tenido en cuenta. Esto fue en plena recuperación física, que le duró un año.

En ese entonces, fue cedido al Norwich City a principios de 2014. Allí se lesionó el gemelo y tuvo poca continuidad. Sin posibilidades de jugar, volvió a sentir algunos dolores a pesar de ya haber sido operado. De regresó de unas vacaciones con amigos, se tuvo que realizar unos estudios de rutina. Ahí aparecieron unos ganglios y el doctor le dijo que tenía que hacer quimioterapia, de la que solo le quedaba una semana.

—¿Tuviste miedo? —pregunte —.

—Cuando me nombraron la quimioterapia — contestó sin dudarlo un segundo —. De todas formas siempre estuve convencido en hacerla —. Siguió—. En los estudios salieron unos ganglios suprarrenales inflamados y era la única solución.

—Fue duro para mí cuando se me empezó a caer el pelo — dijo con voz firme —. No quería cortármelo. Después mis compañeros aparecieron todos rapados, eso me subió mucho el ánimo.

El 3 noviembre de 2014 publicó en su cuenta de Twitter: "Hoy me dieron el alta médica". El único objetivo era volver a jugar al fútbol, y por eso comenzó su recuperación de inmediato.

—Fueron 11 meses sin tocar una cancha —dijo Jonás—. 17 sin jugar. Se pasó lento — entre risas y gesticulando como un lamento.

Sus pocas actuaciones en su paso por el Norwich, antes de que le anuncien su nuevo problema, provocaron su retorno a Newcastle a mitad de año, pese a que el club ya no lo quería. El 4 de marzo de 2015, frente al Manchester United, Jonás volvía a jugar. Después de un año y medio de inactividad, entró en el segundo tiempo e hizo estallar el estadio. Un partido en donde el resultado quedo en un segundo plano.

Sin embargo, la historia con el club inglés tendría un episodio más.

El 24 de mayo del 2015, Newcastle necesitaba derrotar al West Ham United en la última fecha para evitar el descenso. Jonás no jugaba. El equipo se hundía en tabla y cambiaba de entrenador. En ese cambio, volvió a estar en la lista. El estado del equipo era crítico, pero Jonás sabia de eso.

Jonás volvió.

Jugo.

Y lo hizo.

Marcó el gol salvador y se dispuso a seguir luchando por su dignidad. Días después, el club no le renovaría contrato. Más tarde, Jonás le ganaría un juicio por discriminación.

"Disfruto el fútbol y  esto significa una segunda chance en mi vida” – Jonás Gutiérrez.

© 2023 por Matias Rodriguez Olivera, Facultad de Periodismo.

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