top of page

LA PULGA ATÓMICA

  • Rodriguez Olivera Matas
  • 6 nov 2017
  • 7 Min. de lectura

Emanuel “El Pulga” Cordo. Azuleño nativo y por opción, porque si hubiese nacido en otro lugar, hubiese elegido ser azuleño. Nació en azul, provincia de Buenos Aires y hoy se encuentra viviendo en la Ciudad de La Plata, Argentina. Vivía con su madre y sus dos hermanos. Uno odontólogo y la otra médica. Iba a una escuela pública y para poder aprobar literatura, comenzó a ir a un taller de teatro, donde daba clase la misma profesora. Ahí se enamoró. Cambió la actuación por el tango, y su padre fue la guía para llevarlo hacer lo que más le gusta. Tiene una hija, la única, de nueve años, quien dice serlo todo. Sin ella, cree que estaría perdido en la vida. Perdido en el mundo.

¿Por qué te dicen Pulga?

Porque ahora mido medianamente parecido a los demás chicos, antes era muy enano. Mi amigo, Martín Laborda, íbamos al jardín juntos y yo medía como una banqueta medía como una mesa, era mucha la diferencia. Entonces, un profesor de gimnasia me puso Pulga.


¿A qué edad arrancaste con la música?

Con la música arranqué a los ocho, nueve años, tocaba la batería justamente con mi vecino, Martín y otro vecino que se llamaba Mariano. Teníamos una banda de rock and roll en esa época, tenía el pelo por la cintura, arito, y el enterito sin nada abajo. Era un desastre, era una cosa bien de la adolescencia. Después otro de los chicos tocaba la guitarra y otro de los chicos el bajo. Teníamos una banda que se llamaba “Gato Callejero”. Entonces siempre estuve en contacto con la música, después se me dio por el tango.


¿Y por qué el tango y no el rock and roll?

Porque mi abuelo era contrabajista, mi tía era pianista, bueno mi padre era cantor de tango y aparte tocaba el violonchelo. Por ejemplo en mi casa, mi viejo escuchaba todo el tiempo la orquesta de Independiente de Avellaneda, y el primer bandoneón era Rubén Juarez, un gran bandoneonista de éste país, el único bandoneonista que podía cantar y el único que quedaba de la vieja camada del tango. Entonces yo vivía escuchando tango.


¿Y cómo se te dio por actuar? ¿Tuviste alguna influencia para eso también?

Cuando era chico iba a una escuela pública, que ahora se utiliza bastante poco en algunos casos, lamentablemente en Azul también, y empecé a hacer teatro porque yo escribía muy lindo, pero con muchas faltas de ortografía. Entonces la única manera de aprobar literatura, era yendo al taller de Teatro que lo daba la misma profesora, y ahí me enamore de eso.


¿Y qué paso, porque no seguiste?

Cuando arranque con el tango, que fue para hacerle un homenaje a mi viejo, que era cantor de tango también, hace exactamente siete años que me baje de ese escenario y dije no actúo más siempre y cuando no sea para cantar tangos. Y a partir de ese momento, hasta el día de hoy, me dedico a cantar tango. No he actuado nunca más, lamentablemente, pero algún día lo voy a volver a hacer. Tengo ganas de mezclar las dos cosas: la actuación con el tango, pero por ahora sigo solo con esto.


¿De chico te imaginabas que en un futuro te ibas a dedicar a esto?

A cantar tango no, nunca lo pensé. Porque para mí el cantor de tango era mi viejo, yo era más actor. Después cuando él se fue, como que había que reemplazar lo irreemplazable. Todavía hay gente que va a verme cantar en Azul y espera que cante como mi viejo, y eso va a ser completamente imposible porque él sabía cantar, y yo no hago canto, entonces es bastante difícil. Al tango hay que decirlo, en cada punto y coma de una letra te cambia, bueno en el periodismo debe ser parecido, si lo lees mal a lo mejor le cambia el sentido a la nota. Y en el tango es exactamente igual, si vos lo cantas mal, cuando queres decir “te quiero” le estás diciendo “ándate” y en el tango es muy claro lo que quiere decir.


¿Y te escuchas a vos?

Es muy difícil escucharme a mí, porque soy muy crítico. Entonces a la cuarta cosa que no me gustó lo saco. Pero sí, me escucho para aprender, para ver lo que no tengo que hacer. Y generalmente tengo que cambiar todo el tango entero, no mentira. Pero sí, me escucho.


¿En qué momento decidiste venir a La Plata?

Vine a La Plata cuando tenía 18 años. Empecé a estudiar abogacía y a la par empecé a estudiar Teatro, pensando que mi viejo me iba a decir que cuando quisiera empezar a estudiar Teatro me iba a mandar a freír churros, y por suerte resulto todo lo contrario. Cuando le dije que quería hacer teatro me hizo una anécdota de “usted se para en frente de la facultad de derecho, la mira con respeto, le agradece, y vuelve al bosque que vamos a comer un asado con el apunte”. Ahí, me metí por completo en la escuela de Teatro.


Cuál fue tu primer show, te acordás?

Sí, el primero que hice fue para el homenaje a mi viejo. El día que se cumplió un año de su fallecimiento. En homenaje a él hicimos la peña “Osvaldo Cordo” y fue la primera vez que canté, que yo pensé que iba a ser la única. Eso fue en Azul, después me junté con músicos azuleños e hicimos varios recitales. Ahora estoy con un chico de Ayacucho, Manuel Cortez con quien hemos ido bastante para allá y demás. Pero si vos me preguntás cuál fue el que yo más me acuerdo, fue una vez que fuimos a cantar a Mar del Plata, no era al Sheraton, era el Costa Galán una cosa así, un hotel completamente lujoso, aparte nos habían pagado muy bien. Me lo acuerdo porque no nos escuchaba nadie. El mozó pasó dos veces que nos hizo así (pulgar arriba). Y después otro show que tuvimos, en donde éramos un trío y fuimos a tocar a Buenos Aires. Y viste cuando dicen “bueno, por lo menos fue uno”, bueno a nosotros no fue ninguno. Pero bueno, así también hubo otras veces, en Ayacucho por ejemplo, para la fiesta del ternero. Había 3000 personas, era la fiesta del ombú, o en Cacharí, donde canté para 4000. Pero si uno cuenta las ganadas, es como contar cuando te levantás a la piba linda. Lindo es contar cuando te llevaste a la fea que no se la podías mostrar ni a tu vieja.


¿Tuviste algún reconocimiento en Azul o La Plata?

Sí, reconocimiento personal, el más lindo que tuve, fue cuando en un lugar que se llama Adifa, pusieron una foto de mi padre como homenaje, eso fue un reconocimiento para mí grandísimo. Y después nada, gané algunos que otros premios.

Acá en La Plata, el más lindo fue que vengan mis amigos de Azul a ver un espectáculo. Yo a los premios no les llamo reconocimiento, los premios son evaluados, generalmente, por personas que no te van a ver nada.


¿Vas seguido para Azul? ¿En algún momento pensaste en volverte?

Mira, volví a Azul después de mucho tiempo a vivir seis meses, o un año. Y ya no estoy para vivir en Azul, no me divierte vivir en Azul. Sí me divierte ir una semana, estar con mis amigos, con mi familia

El 24 de Noviembre tengo que ir. Tenemos un show, tengo que ir a cantar. Ahora ya vuelvo para eso, o para algún casamiento o velatorio lamentablemente. Pero cuando voy a cantar la paso muy bien, porque de paso me como un asado con mis amigos que generalmente van al espectáculo también. Y la gente que te va a ver son gente que los conoces de toda la vida. Por ejemplo, a mí me encanta, la última vez que fui a cantar a Azul me encontré con mi maestra de segundo grado, por supuesto que no pude seguir cantando por cómo me puse a llorar. Encontrarte con esas personas es algo hermoso, va mi maestra, la profesora de química que me puso amonestaciones cuando iba al secundario. Entonces ir a cantar a Azul es ir a encontrarse con uno mismo, es distinto a ir a cantar a otros lugares.


¿Quién es tu viejo?

Candido Rodolfo Cordo, pero su nombre artístico era Osvaldo Cordó. Yo siempre digo que, el cantaba tango si yo hago que canto. Tengo muchísimas anécdotas con mi viejo. Una vez me dijo, ¿vos estas seguro que te vas a casar? Sí, le respondí. ¿Vos sabes lo que significa casarse? No. ¿Vos sabes lo que significa esposa? No. Que estas esposado, y tenía razón. En algunas cosas tenía razón, en casi todo. Yo lamentablemente seguí muy pocas consejos de él. Lo que más seguí fue lo de cantar, de no tomar alcohol antes de subirse a un escenario, de no comer antes de subirse a un escenario, de tener respeto al público porque está utilizando su tiempo para venir a verte a vos. Todo ese tipo de cosas las aprendí de mi viejo, era un grande, el cantaba muy bien. Cuando yo empecé a estudiar teatro, un día en un restaurant nos pusimos a cantar los dos y me dijo, nosotros nacimos al revés, yo tendría que haber sido actor y vos cantor de tango, después con el tiempo yo termine siendo cantor de tango y el me mira desde el cielo ahora, pero siempre que me subo a un escenario él está al costado mío. La gente piensa que yo estoy loco y por ahí estoy un poco loco, pero cada vez que me subo a un escenario es cuando más cerca estoy de mi viejo y eso es grandioso. Mi viejo era médico y tenía una gran frase que decía, “todo médico es un hijo de puta hasta que demuestre lo contrario. Yo soy médico y con los músicos no me pasa lo contrario”.


¿El nacimiento de tu hija, te acorto los tiempos con tu trabajo?

Mira, yo empecé a cantar tango a los a los siete, ella va a cumplir diez. Hace siete que canto tangos y ella nació dos años antes. No me acortó nada, al contrario, lo que me acorta son los ensayos cuando esta ella porque dice que grito mucho, y muchas veces tiene razón. Pero no, un hijo no te acorta, a lo mejor te da otro tipo de responsabilidades, a mí por suerte me dio más responsabilidad para cantar, tener un poco más de creatividad y emocionarme cada vez que canto y pienso en ella.


¿Y tenes algún hobbie que hayas tenido en Azul y lo hayas seguido acá en La Plata?

No sé si llamarlo hobbie, pero cada vez que voy a Azul me junto con los chicos y me voy a pescar. Acá es más complicado, por ejemplo, vos en Azul estás en tu casa, y a los cinco minutos estás en el arroyo sacando una carpa de seis, siete kilos. Acá en La Plata tenés que hacer 20 kilómetros. Entonces cada uno tiene lo suyo, cada ciudad tiene su parte encantadora. En La Plata querés ir a ver una obra de teatro o un cantor de tango, y tenés siete, ocho obras de teatro, siete cantores de tango y en Azul tenés una y una, dos y dos. Pero son distintas, comparar algo distinto ¿Qué es mejor, el puma o el elefante?


 
 
 

Comments


Entradas destacadas
Entradas recientes
Archivo
Buscar por tags
Síguenos
  • Facebook Basic Square
  • Twitter Basic Square
  • Google+ Basic Square

© 2023 por Matias Rodriguez Olivera, Facultad de Periodismo.

bottom of page