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NADA ES COLOR DE ROSA

  • Rodriguez Olivera Matas
  • 12 dic 2017
  • 7 Min. de lectura

Acostado sobre una camilla. Lejos de la tranquilidad de su barrio. Por la anestesia un poco atontado pero con vendas y un drenaje muy incómodo en su pecho. La pelotita en su pezón izquierdo había desaparecido. No podía moverse, ya estaba operado. El dolor, fue su alarma para avisarle que seguía vivo.

Como en la mayoría de estos casos, los hombres suelen ser los acompañantes, no los pacientes. Cuando les toca cambiar su papel, lo viven sobre todo con extrañeza. Ningún hombre piensa que pueda tener esta enfermedad y algunos incluso, lo viven como un ataque a su masculinidad.

Lo más común es pensar que los hombres no tienen tetas, pero si es así, ¿cómo puede ser que tengan cáncer de mama? La verdad, es que tanto hombres como mujeres tienen tejido mamario. Las distintas hormonas en el cuerpo de las niñas y mujeres estimulan el tejido mamario para desarrollar plenamente las mamas, y habitualmente el cuerpo de los niños y los hombres, utilizan muy poco las hormonas que estimulan las mamas. En consecuencia, por lo general su tejido mamario permanece liso y pequeño. Sin embargo puede llegar a verse a hombres con mamas medianas o grandes, aunque en ese caso, solo se trata de montículos de grasa. Pero a veces, los hombres pueden desarrollar tejido glandular mamario real, debido a la absorción de determinados medicamentos o a niveles hormonales anormales.

Sin apuro, Miguel se desabrochó los botones de su camisa azul y la abrió por completo con sus manos. Una marca acostumbrados a ver en mujeres. Una marca extraña para un hombre. No tiene el pezón izquierdo. Si tiene una cicatriz. Una cicatriz que atraviesa su pectoral, se extiende y se esconde debajo de su axila. Una enfermedad, que para muchos, es solo de mujeres.

—¿Cuándo fue la primera vez que sentiste algo raro en tu cuerpo? —, le pregunte con algo de timidez.

—Una noche mientras me acostaba. Sin querer me roce con el brazo y sentí como una bola en el pezón —, respondió Miguel haciendo memoria—. Como no sentí dolor, no le di importancia.

Recién unas semanas después, cuando fue a ver a su médico para hacerse algunos controles, aprovecho el momento y le contó.

—Mi médico me mandó a ver un cirujano —, siguió Miguel—. Me dijo de hacerme una mamografía, yo no entendía mucho.

Sin embargo, eso sería una de las partes más difíciles para él. No por vergüenza, ya que nunca sintió eso, sino por el dolor. Miguel cuenta que el mamógrafo es un aparato preparado para el cuerpo de una mujer, y que al no tener pechos, no tenía de dónde agarrar. Luego si seguirían los pasos a seguir como cuando se le diagnostica a una mujer. La ecografía, la punción, y la biopsia que da el diagnostico final.

—Era un cáncer de mama—, contaba mientras se rascaba la pera y parecía volver a aquel consultorio—. La verdad, yo no sabía que un hombre podía tener esta enfermedad.

Hasta ahora el tratamiento del hombre ha sido la mastectomía, a lo que se sometió Miguel, una extirpación de la mama, además de que le quitaron tejidos sospechosos de la otra. Francisco Terrier, especialista en cáncer de mama en la Clinica Breast, plantea que para quitar un tumor con márgenes libres, se deja alrededor de un centímetro de tejido sano. Por lo tanto, si el tumor mide 2 centímetros, más un centímetro alrededor, abarca prácticamente toda la mama, y son nódulos muy delimitados para poder dejar todo en su lugar.

Sentado en una silla, parecía estar un poco nervioso por como movía sus manos blancas y algo rugosas mientras tomaba un vaso de agua. Sus ojos eran intensos azulados en un cara expresiva y llena. Tenía un cuello elegante al igual que sus dientes, alineados y blancos. Y muy pálido, que generaba un contraste con su corto cabello brillante negro y su indumentaria discreta color oscura. Amable, generosos y trabajador.

Miguel Guerrero tiene 56 años. Trabaja en un puesto de diarios y vive en Los Hornos. Tiene una hija, Agostina, de 16 años y está casado con Marta, su mujer. Recuerda como el cirujano le dijo, “mira, esto hay que borrarlo todo”. Miguel solía jugar al paddle con amigos, con quienes tiene un gran afecto y terminarían siendo una pieza fundamental.

El cáncer de mama masculino es casi una rareza clínica. Por cada cien mujeres, apenas hay un varón afectado. Es una enfermedad tan femenina, que el rosa sigue siendo el color que tiñe las campañas de prevención. No hay médico que no se alerte ante la presencia de un bulto en el pecho de una mujer. En cambio, en el varón, la primera sospecha casi siempre es una acumulación de grasa.

Generalmente, un bulto en los pechos puede no ser un cáncer. Sin embargo, la mayoría de los hombres con cáncer de mama, presentan bultos. Otros síntomas incluyen la piel arrugada, dolor en el pezón, secreción de líquido transparente o con sangre en el pezón.

—Ver esta enfermedad en hombres, sinceramente, es muy poco frecuente —, dijo Francisco Terrier, especialista —. De hecho, el 99% de las personas con cáncer de mama son mujeres.

—¿Y tiene alguna diferencia el hombre con la mujer en cuanto a esta enfermedad? —, le pregunte.

—A diferencia de las mujeres, no hay forma de prevenirlo por el tejido mamario —, contestó Francisco Terrier, y siguió —. Se estudia después, cuando se tocan algún bultito.

A pesar de que el cáncer de mama se comporta de forma muy similar en hombres y mujeres, hay ciertas diferencias a tener en cuenta y especialistas consideran que la investigación podría ayudar a comprender mejor la enfermedad en hombres y tratarla de forma más efectiva.

Una de las conclusiones de un análisis llevado a cabo sobre la base de datos de cáncer del Instituto Nacional de la Salud de Estados Unidos, concluyó que los hombres solían tener con más frecuencia tumores más grandes y que solían diagnosticarse más raramente en las primeras fases de la enfermedad.

Además, debido al avanzado estado en el momento del diagnóstico, los hombres con más frecuencia son sometidos a mastectomías y con menos frecuencia a radioterapia.


—El tumor se suele extender antes por la piel debido a la ausencia de glándula mamaria— afirma Victoria, del Hospital Italiano, pero añade—, en la mastectomía los hombres no sufren tanto como las mujeres desde el punto de vista psicológico, ya que no lo viven como un corte o lesión.

Si bien no siempre el crecimiento de los senos en los varones es para preocuparse, ya que a veces son formaciones benignas, el especialista Terrier dejó en claro que ante la duda, siempre es bueno consultar. Porque el cáncer de mama en hombres, puede ser agresivo y a veces hasta extraordinariamente agresivo, ya que la mama es muy pequeña y el tumor crece rápido. Así hace metástasis e invade órganos cercanos más rápido.

—El varón reacciona incrédulo, piensa que no puede tener un cáncer de mama, pero tiene glándulas mamarias como la mujer — dice Francisco Terrier—. Al no ponerse en esa situación, cuando va al médico, lo hace en una etapa tardía, porque piensa que solo es una inflamación.


En la mayoría de los casos, cuando el hombre decide ir al médico ya presenta cáncer avanzado en los ganglios axilares. Y esto se debe a que gran cantidad, todavía no suele relacionar los síntomas que padece con un posible cáncer de mama.

—Los tratamientos que se realizan son similares a los que se someten las mujeres — comentó la Dra. Victoria García —, pero según a las características de la mama del varón, no se realizan cirugías con intención conservadora.

Estas sugerencias deben ser ya conocidas perfectamente por Miguel, quien a los pocos días del diagnóstico se internó y le extrajeron el tumor. Cuenta que al despertarse, lo primero que hizo fue llamar a sus amigos para avisarle que todo había salido bien, que se quedasen tranquilos. La biopsia confirmó el cáncer pero no hizo falta seguir con rayos, sólo con un medicamento llamado Tamoxifeno (el mismo que les dan a las mujeres) que tendrá que tomarlo durante 5 años, además de tener que ir anualmente a la revisión.

—El cáncer de mama en hombres representa menos del 1% de todos los casos de cáncer de mama — contó Victoria García, médica del Hospital Italiano—. Se puede presentar a cualquier edad, pero en general se detecta entre los 60 y 70 años, mientras que en las mujeres puede ser a partir de los 40.

Estaba contento, lo peor ya había pasado. La operación había salido bien y ya no vivía con ese tumor. Pero algo inesperados para todos volvía a aparecer delante de él.

Unos meses después, mientras cenaba con su hija, Miguel cuenta que volvía a tocarse un bultito. Esta vez, cerca de la axila. Los estudios indicaron lo que ya imaginaba, era el mismo tipo de tumor pero en otro lado.

Cansado por la situación y triste por la noticia, Miguel recuerda que nunca creyó que el cáncer de mama podría llevarlo a la muerte. Y cuenta que una de las partes más difíciles fue tratar de no preocupar a su familia, algo que finalmente terminaría ayudándolo a convencerse de no bajar los brazos. Recuerda como le decía cada día a su hija que esté tranquila, que todo iba a estar bien, y así fue como empezó a fortalecerse y a creérselo, aunque nunca perdió la dimensión de lo que estaba pasando.

Francisco, médico especialista en la clínica Breast, aseguro que: “en el caso de pacientes hombres, generalmente la forma de presentación del cáncer es un nódulo en la mama, que hay que saber diferenciar de una afección benigna denominada ginecomastia, la cual implica el aumento de tamaño en forma global y sin induraciones. Tampoco es rara la aparición de un nódulo en la axila, como en este caso, ya que corresponde a la afectación por la enfermedad de un ganglio detectado a veces con mucha demora por no relacionarlo con enfermedades como esta”.

Esta situación muestra el negativo de la idea que tenemos sobre esta enfermedad. No hay campañas color de rosa, no hay tetas censuradas, no hay hombres asustados al lado de una mujer sin pechos. No hay hombres que crean poder morir por una enfermedad que, supuestamente, es de mujeres.

Miguel terminó la primera etapa de quimioterapia. Los últimos estudios indicaron que por ahora no hace falta seguir. Por eso, de a poco, comenzó a volver al puesto de diarios que tan feliz lo hace.

—Creemos que no nos puede tocar, y nos toca —, remato Miguel y continuó —. Es verdad que somos una minoría, sí, pero existimos.

Hoy, aunque ya no pueda jugar al paddle con sus amigos como lo hacían todos los martes, la rutina cambio al día viernes, en donde fin de semana por medio, se juntan a comer, a disfrutar, y a celebrar la vida.

Y si bien la cifra es pequeña comparada con las mujeres, el desconocimiento y los prejuicios sobre esta enfermedad en los hombres, la convierte en un malestar con alta letalidad, ya que suele ser detectada tardíamente en la mayoría de estos casos, implicando el grave riesgo que eso le otorga.


 
 
 

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© 2023 por Matias Rodriguez Olivera, Facultad de Periodismo.

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